Lavo los platos, amor! 2ª parte.

Da série: Como superé el machismo – 1ª parte | Jackson Guterres – 15 de julio 2022

La escalada de la violencia doméstica, más específicamente, el crimen de feminicidio en Brasil ha sido asociado como un efecto colateral, indeseable, del confinamiento a que las parejas fueron sometidas durante la pandemia. El arte de la convivencia armoniosa y colaborativa puede ser un buen test de calidad del amor, mismo cuando estamos en situaciones inesperadas, de cumplir recomendaciones de reclusión social, postergando viajes, sacrificando la convivencia familiar y posponiendo planes y proyectos.

Me gusta escribir a partir de experiencias vividas. En mi adolescencia, recuerdo una tía que se relacionaba con un señor que era vendedor de autos seminuevos. Recuerdo también que íbamos a visitarla y a veces ella tenía algunos machucones y hematomas en el rostro. Mi tía, avergonzada, decía que su compañero le pegaba e intentando suavizar, que era agresivo solamente cuando estaba borracho, o sea, él era alcohólico.

Gracias a las conversaciones que mi madre tuvo con ella y las oraciones de la familia, ella salió de este relacionamiento tóxico y nunca más precisó pasar por ese tipo de humillación.

En aquella época, aún no existía la Ley Maria da Penha (lei Maria da Penha). Es la ley N° 11.340 (Lei nº 11.340) que fue aprobada en Brasil en 2006 para garantizar los derechos y proteger a las mujeres víctimas de violencia doméstica, asegurándoles tribunales especiales, estableciendo medidas de protección para su integridad física y mental para las mujeres víctimas de agresión en su hogar. Este tipo de violencia no se reduce a la violencia física, incluye violencia sicológica, moral, de propiedad y sexual.  Esta ley representó un gran avance social, pero aún persiste el desafío de erradicar todo tipo de violencia doméstica y la consciencia social se ha expresado con repudio total a la aberración de la violencia contra quienes confiaron su felicidad y realización, con el deseo de conquistarla a cuatro manos.

En el Sermón de la Montaña, nuestro único y grande Maestro Jesús, sugiere: “Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues” – Lucas 6:29 (Reina Valera 1960).

En el aspecto literal, el versículo anterior parece ser difícil de comprender y aplicar. Gracias a lo que la Ciencia Cristiana me ha enseñado sobre la interpretación espiritual y revelación de la palabra inspirada de la Biblia y por el hecho de haber leído el Sermón de la Montaña todos los domingos durante algunos años, (Ver Mateo, capítulos 5,6 y 7), es que comprendí que “preséntale la otra mejilla” significa cambiar la forma de ver al agresor.

Cambiar nuestra perspectiva sobre la otra persona, esa disposición mental tiene la autoridad del Cristo, que expulsa los males, cura, libera, salva y calma tempestades, reprende el tifón y fue capaz de salvar a Jesús de la agresividad de una multitud furiosa, como también, lo hizo triunfar sobre sus verdugos al vencer la muerte en la crucifixión, resucitando y enseguida, ascendiendo de vuelta al Padre!

En lugar de ver al agresor como alguien incorregible, ignorante o bruto, víctima de los efectos de drogas, alcohol o malas influencias, o dominado por sentimientos tóxicos como: egoísmo, celos, groserías, amor posesivo, etc.; podemos verlo con la mirada del Espíritu – o sea, como el Principio Creador creó cada una de sus amadas ideas espirituales – como alguien que es gobernado por la Mente Única, el único Ego, por lo tanto, libre de defecto moral, o de los efectos del odio, de la rabia y descontrol emocional!

En medio de un brote psicótico durante una pelea o ante una agresión, delante de sentimientos impulsivos y descontrolados, cuando el amor humano parece haberse transformado en odio y que resulta a veces en actitudes extremas e inexplicables, como conseguir salir ileso de esto? Es muy oportuno recordar, como nuestro mayor Ejemplo, Cristo Jesús, se liberó de una multitud enfurecida que a la fuerza, lo retiró del templo y lo llevó hasta el borde de un precipicio: “… Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue.” (Ver Lucas 4: 14-30) Quien le garantizó la seguridad, la protección e integridad fue la presencia y la totalidad divina, el Todo-en-Todo que es Dios, el Espíritu, que está con nosotros constantemente; como reflejos y fiel imagen del Dios fiel, que cada uno de nosotros somos!

Otro punto, a nivel de procedimiento, las autoridades de la seguridad nos aconsejan a no reaccionar delante de un evento de violencia! Que interesante ese consejo, pues, se puede correlacionar con la recomendación cristiana de Jesús, citada más arriba, de “dar la otra mejilla”!.

Sin embargo, podemos actuar mental y espiritualmente por la vía de la oración constante, o sea, reconocer que un cónyuge inmoral, agresivo, celoso, posesivo e ignorante no es la realidad de un hijo perfecto y amado de Dios. En las circunstancias humanas donde sea posible encontrar en el otro la receptividad y la disposición necesaria para expulsar sus demonios – es decir, los pensamientos pecaminosos que se traducen en la cobardía de usar la violencia – ese cambio en la forma de ver al otro, resulta en curación y salvación.

Lo importante es tener la conciencia de que usted no está sola en esta lucha. Que el estigma de la violencia doméstica, está rodeado por el poder reparador del Amor divino, que está siempre presente, corrigiendo y gobernando todo y a todos. Bajo el subtítulo al margen “La armadura de la divinidad” la descubridora y fundadora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, escribió en su principal obra  CIENCIA Y SALUD CON LA LLAVE DE LAS ESCRITURAS – ESPAÑOL, pág. 571:15

“En todo momento y bajo todas las circunstancias, vence el mal con el bien. Conócete a ti mismo, y Dios proveerá la sabiduría y la ocasión para una victoria sobre el mal. Revestido con la panoplia del Amor, el odio humano no puede alcanzarte. El cemento de una humanidad más elevada unirá todos los intereses en la divinidad única.”

Es normal que un cónyuge ame al otro y en la medida que espiritualizamos ese amor, elevándolo por encima de la mera atracción física, el relacionamiento y la convivencia pueden mejorar y evolucionar cada día!

En términos de la práctica cotidiana, forma parte de la normalidad de una pareja, que el amor sea demostrado con actitudes proactivas y colaborativas que pueden, por ejemplo, suavizar las tareas del hogar, cosa que la cultura del machismo atribuye solamente a las mujeres. Una actitud simple y rutinaria como: “Amor, deja que yo lavo los platos”, actualmente suena como una creativa declaración de amor en este mundo aún contaminado por el machismo.

Turnándose quien acostumbra a preparar las comidas, o quien realiza la limpieza, se puede realizar el milagro de una convivencia armoniosa, colaborativa y desenvolverse en felicidad espiritual y perenne.

“El matrimonio no debiera contraerse sin un pleno reconocimiento de sus obligaciones permanentes por ambas partes. Cada uno debiera sentir la más tierna solicitud por la felicidad del otro, y la atención y la aprobación mutuas debieran acompañar todos los años de la vida matrimonial”. Ciencia y Salud pág. 59:1

Créditos de imagen: Depositphotos
Tradução profissional: Ana Gallo

🇵🇹 🇧🇷 Para ler o artigo em português: LAVO OS PRATOS, AMOR!

Publicado por Jackson Guterres

Sou um Cientista Cristão brasileiro atuando como Praticista da Ciência Cristã na cidade de Salvador, capital da Bahia, no Brasil.

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